Lali: hola –dije al verlo en la puerta de su casa, esperandome.
Xxx: hola mi amor –sonrió y me besó- ahora compañera de cuarto, no? –sonreí asintiendo- dame otro beso –uní sus labios con los míos por un largo rato, cumpliendo su pedido- voy mejorando, no?
Lali: en qué? –pregunté confundida.
Peter: como besador, voy mejorando no? –me reí y mordí mi labio inferior por la ternura que causaba este chico. Su inseguridad es tierna. Me encantaban sus besos, pero lo que más me gustaba era cómo me agarraba, tan delicado, tan hombre. Lo tomé por el cuello y lo besé suave, y lento.
Lali: sos el mejor –se lo aclaré por si con el beso no había quedado claro. Él sonrió y me abrió paso para entrar a su casa, ya la conocía, pero nunca me había fijado en los detalles de ésta, ahora lo tendría que hacer porque va a ser mi estadía por un tiempo- hay alguien? –no llegó a responderme que escuchamos una voz de mujer desde la cocina.
Xxx: ya llegó? –Apareció una mujer de unos cuarenta y tantos años con el pelo castaño claro con un rodete en él, ojos verdosos (iguales a los de Peter), y tenía un delantal de cocinera. Apenas me vió una sonrisa apareció en su rostro- hola! –dijo cariñosa y sorprendida- vos debes ser Mariana, no?
Lali: me dicen Lali –sonreí- encantada de conocerla, señora –dije y me acerqué a darle un beso en la mejilla. La verdad es que el agitar la mano a penas se conocen dos personas no me va, es muy serio.
Xxx: mi nombre es Claudia, soy la mamá de Peter –como me esperaba, los nervios aparecieron en mí. La verdad es que nunca conocí a la madre de algún saliente. Salvo la de Nicolás, pero no cuenta porque la conocía desde que éramos amigos de chiquitos. Me daba pánico no caerle bien, pero si había aceptado que me quede en su casa, significaba que algo de compasión me tenía, y quería conocerme- vamos a la cocina que hice la merienda -Yo lo miré a Peter, y él me tomó de la cintura para ir juntos a la cocina. La verdad Claudia me daba seguridad con sus tantas sonrisas dedicadas a mi persona. Apenas entré el olor a bizcochuelo recién hecho inundó mi nariz. Inspiré varias veces para apreciar el olor, y me senté frente a Peter en la mesa de la cocina, donde estaba la merienda. Seguramente en ésta mesa comían. Claudia nos miró atenta mientras probábamos la torta de chocolate y sonrió ante nuestra aprobación hacia su creación. Se preparó un té y se sentó al lado de Peter- y... contame Lali. ¿Por qué te fugaste de tu casa? –cortito y al pié. Ahí fue cuando me dí cuenta que me iba a tener que aguantar el cuestionario de mamá cuida. Por una parte, me asustaba el hecho al que me tenía que someter, pero por otra parte me agradaba que Peter tenga a su madre como cuidadora.
Peter: mamá –la retó por la insinuación.
Lali: está bien Pí... –acaricié su muslo izquierdo debajo de la mesa para calmarlo, y hacerle notar que no te importaba mucho (aunque sí)- la verdad es que tuve una pelea muy fuerte con mi papá y mi hermano, y decidí irme. Me parece que tengo la edad suficiente para poder establecerme sin su ayuda, y más si me voy a tener que aguantar los malos tratos de mi familia. En fin, no todo salió como lo esperaba. Estar sola es un tramo muy difícil y arriesgado, pero por suerte tengo a Peter, y a una amiga mía, Candela, que me aguantan –sonreí mirándolo a él.
Claudia: pero, pregunto, porqué te peleaste?
Lali: es un tema bastante largo –carraspeé- La cosa es que... –sonó el timbre de la casa interrumpiéndome.
Claudia: espérenme un segundito –sonrió y se dirigió a la puerta.
Peter: si te joden las preguntas de mi vieja decime, eh... –dijo mientras ella no estaba en la sala, para no quedar mal frente a ella.
Lali: no Pitt, está todo bien. No me molesta para nada, yo también querría saber las intenciones de la novia de mi hijo si quiere vivir en mi casa –sonreí y lo besé cortamente.
Xxx: me olvidé las llaves –oímos una voz proveniente de la puerta. Ambos reconocimos la voz de la emisora y lo miré a Peter nerviosa para ver cual era nuestra solución. Empecé a mirar hacia todos lados y me desesperé más cuando escuché que la puerta se cerraba, eso significaba que estaba adentro de la casa. Cuando no sabía que hacer la lamparita se me prendió rápidamente, y como un impulso nervioso me metí debajo de la mesa.
Continuará...
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