10 de febrero de 2012

Un mundo distinto ( 59 )

Novela: Un mundo distinto
Capítulo: Nº59 "Agente fallido"

Jugo, café con leche, media lunas... los desayunos de Claudia eran amplios de sabor y muy llenadotes. “El desayuno es la comida más importante del día” sostenía. Recién nos había llamado a mí y a mi novio para ir a la cocina a ingerir todo tipo de alimento preparado por sus manos.

Lali: bajá vos, ahora voy –le dije a Peter cuando lo noté esperándome. Éste asintió y sentí como bajaba la escalera. Estabamos en domingo, eran las 10.30hs, y yo aprovechaba la casa sin Eugenia. En realidad, la casa sin presencia espiritual, porque su cuerpo estaba arriba, volando en los sueños más locos de otra dimensión. Aproveché el tiempo en soledad para hacer algo que hace mucho no hacía, y que extrañaba. Aproveché para tener una conversación con mi mamá, ya que los domingos por la mañana mi hermano tiene partido y mi papá lo va a ver, sin excepción. Entonces quería llamarla, para que nadie nos interrumpa, y poder tener una buena conversación.

Xxx: hola?

Lali: hola mami –dije apenas reconocí su voz del otro lado de la línea.

Majo: hola mi vida! –dijo eufórica- dónde estas parando?

Lali: acá en frente, en lo de mi amigo... –mi vieja era la mejor, pero en el momento de guardar un secreto siempre lo divulgaba. No por mala, sino porque no sabía guardar secretos. Entonces preferí decirle que estaba con un amigo, y no con mi novio.

Majo: estas bien? Comes bien? –ahora es cuando reafirmo la frase “las madres son todas iguales”.

Lali: como perfecto, mamá. Y estoy perfecta... –dije sin poder evitar una sonrisa- vos como estas?

Majo: yo? Perfecta. El tema es tu papá. Te contó Candela que fue a su casa a buscarte?

Lali: no! No me contó.

Majo: sí, fue ayer –claro, ayer fue sábado y mantuve mi celular apagado mientras pasaba la tarde con Peter- igual ahora está un poco más calmado... pero es un desastre, eh! Cuánto tiempo más vas a mantener esto?

Lali: lo que pueda, Má. Por ahora lo que me importa es que nosotras no perdamos contacto.

-Lali! –se escuchó un grito desde la planta baja- ya está el desayuno!

Lali: ahí voy! –respondí con un grito también, y volví al teléfono- bueno mami, me voy a desayunar.

Majo: bueno, cuidate Marian! –era a la única que le permitía ese apodo- te amo hija –y aunque la situación con mi papá y mi hermano no había mejorado, va a llegar un momento en el que no voy a aguantar sin mi mamá. Ella siempre fue la que estuvo para mí, junto a mi hermana, y jamás la dejaría. Y aunque mi papá tenga los tornillos desenroscados, sé que no es así. Siempre se dejó llevar por las palabras de mi hermano, pero nunca llegó al extremo de no creerme, y menos el de pegarme. Pero sé que mi papá, sigue existiendo, y éste es uno inventado.

Lali: yo también mamu –envié un beso con ruido, y corté la comunicación para dedicarme a bajar las escaleras a la cocina. Apenas entré a ésta noté a la familia (o parte de ella) ya desayunando- buen día! –dije en voz alta, para que todos se sientan parte del saludo y me senté al lado derecho de Peter. Le dí un corto beso como saludo (aunque en el cuarto nos habíamos saludado) y empecé a beber mi chocolatada con medias lunas.

Xxx: qué hicieron ayer? –preguntó Jorge, curioso, mientras hojeaba el diario que llegaba todos los domingos.

Peter: caminamos, tomamos un helado, le pedí matrimonio... nada fuera de lo común –bromeó.

Jorge: para cuando la ceremonia? –continuó la broma, y logró risas de todos- pero la pasaron lindo, no? –y yo sin dudas asentí sonriendo. La verdad era que había sido una tarde maravillosa.

Claudia: las medias lunas son caseras Lali, espero que te gust... –y justo en ese momento escuchamos un hablar detrás de nosotros.

Xxx: qué es esto? –gritó una persona. Y acá no me pude salvar. Respiré hondo, e intenté pensar en una milésima de segundo, alguna idea para hacerme zafar de esto, pero, de pronto, sentí una mano deslizarse por mi muslo derecho. Era Peter. Lo miré, y él me miró con un dejo de disculpas. Me miró triste, y ahí noté que todo había acabado. No me podía esconder debajo de la mesa, no me podía tapar la cara para que no me reconozca, ni si quiera podía hablarle, e intentar explicarle algo, por el nudo en la garganta que tenía. En fin, el intento de agente 007 no pudo ser completado.

Continuará...

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