Viernes, 6.30 am. Abrí los ojos por el ruido del despertador sin mal humor, porque ya estaba acostumbrada a despertarme con ‘Let it be’ de los Beatles.
Carlos: dale Lali, despertate –me acarició la mejilla- está Nico abajo. Vino a buscarte... y trajo churros! –mi debilidad. Me levanté y entré directamente al baño para mi ducha matutina, me refrescaba y me despertaba. De paso, pensaba en como iba a encarar hoy el día. Nicolás estaba abajo, esperando un beso. Y Peter estaba en frente, esperando una explicación, supongo.
Nico: buen día... –melódico, saludó Nicolás apenas bajé de mi cuarto. Se acercó a mí y me dio un beso suave.
Carlos: no en frente mío –nos separó. Y en parte lo agradecí porque antes de besarlo tenía que aclarar algunas cosas. Nos sentamos a desayunar, y luego de felicitaciones de mi papá al saber que éramos más que amigos, nos fuimos de mi casa.
Nico: te pasa algo? –y sí, el chico no era pelotudo. No emití sonido en toda la mañana, era de esperarse que pregunte.
Lali: no, por? –boluda.com, me dicen.
Nico: A mi no, Lali. Qué pasó? Pasó algo ayer con los chicos?
Lali: no, al revés, me amigué. Seguramente es eso, estoy medio rara no?
Nico: si vos lo decís –y siguió comentando cosas sobre el colegio mientras caminábamos hacia el mismo. Me despidió en la puerta con un beso, y entramos al establecimiento.
Xxx: te sentas conmigo?
Lali: sí, Can –dejé mi mochila al lado de la suya, en uno de los bancos del fondo, donde alrededor se encontraban los demás participantes del grupo. ¡Qué tiernos que estaban todos hoy conmigo! Me abrazaban, me decían que nunca más me pelee con ellos, me exigían abrazos... pero yo seguía igual de pensativa y me hacía parecer fría.
Agus: ey! Dale... abrázame! –me abrazó el- estas ortiva! –me miró- qué te hizo Nicolás? –ya saltaba el celoso...
Lali: nada, Agustín! Estoy pensando...
Benja: lluve! –todos rieron.
Lali: después quieren que no me enoje! Me descansan todo el tiempo, ché! Más respeto! –reímos.
Xxx: respeto tendría que tener usted, Srita. Espósito! Puede sentarse en su lugar? –preguntó el Santiago, el preceptor. ¿Les dije que me odiaba? Recuerdo que sí, pero lo repito... me odia!
Lali: ahora me siento, ahora me siento... –reiteré, y me apoyé en la silla. Pude divisar la cabellera de Peter en uno de los asientos de adelante. La hora pasó a carcajadas con Cande, me importaba poco la presencia de la profesora... y a Candela tampoco le importaba. Era una locura nuestra mesa! Sonó el timbre, y tuve que alejarme de mi grupo. Precisamente para acercarme a él. Divisé que estaba cerca de la puerta, sentado. Me acerqué a él, y con una mirada de aceptación me permitió sentarme a su lado- tengo que hablar con vos... –me observó- tengo que ser sincera. Yo soy una mina sincera, cosas que te vas a dar cuenta con el tiempo. La verdad, lo que me dijiste ayer me mató –el sonrió- te juro que me movió. Pero no puedo hacer esto –la sonrisa se borró- vos enserio te mereces algo mejor que yo. Te mereces alguien que te ame, y esté siempre para vos. Jamás me habían dicho cosas tan lindas en mi vida, y eso me hizo dar cuenta que no es lo que me suele pasar a mí. No suelo tener este tipo de situaciones, no suelen quererme... no suelo enamorar, Peter. Suelo gustar, a la gente le gusto, no la enamoro. Está mal enamorarte de mi, porque vos sos un pibe increíble, y no te mereces mi inexistente amor. Es imposible esto, quiero que lo sepas. Es una frase hecha, pero no sos vos enserio, soy yo. Y quiero que vivas con eso, te acuerdes de eso siempre. Esto no es por Nicolás, no es por Eugenia, no es por nadie. Esto se trata de que nosotros no combinamos, no nos unimos. Vos me habías dicho que éramos de mundos distintos, te acordas? Eso es lo que pasa, los mundos distintos no se mezclan, Peter.
Peter: O sea, que lo dejas todo ahí? El amor no existe? Yo enserio estoy enamorado de vos –corrió mi cara para que lo mire a los ojos, y rápidamente despegué la mirada.
Lali: basta! Me confundis!
Peter: porque algo te pasa... –lo miré.
Lali: enserio Peter, no quiero hacerte sufrir...
Peter: soy capaz de cualquier cosa, Lali. No te preocupes por mí, de mi sufrimiento me ocupo yo. No me rindo fácil, y menos con una mujer.
Lali: no soy una mujer, soy una pendeja... y no te tenes que meter conmigo.
Peter: eso lo decido yo... dejame arruinarme la vida! Si es junto a vos, me estancaría toda la vida –sonrió, y me creí morir.
Lali: basta –me paré- enserio, basta –sin más decir, me fui.
Continuará...
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