Lali: no me molestes!
Xxx: sos una estúpida!
Lali: yo estúpida? Vos inmaduro! No me molestes más!
Xxx: sos una puta!
Lali: morite, querés?
Xxx: morite vos imbécil –cerré la puerta de mi cuarto en su cara. Apenas me di vuelta, en un ataque de nerviosismo tiré todas las cosas de arriba de mi escritorio al piso debido a la furia que tenía dentro de mí. Me senté en mi cama con los pelos revueltos, mi cara totalmente roja de la ira, y mis dientes presionándose los unos a los otros. No sé si es por el hecho de la pelea que acabo de vivir con mi hermano, que continúa llamándome puta, o por el simple hecho de que no recibo la llamada que necesito y espero. Dieciocho llamadas perdidas y abandonadas hay en mi celular, pero ninguna es la que quiero. Ocho llamadas de parte de Nicolás, tres de parte de Benjamín, cuatro de parte de Agustín y tres de Rocío. No estaba enojada ni nada de eso, simplemente no tengo ganas de hablar, ni quiero ocupar la línea por si alguien importante me quiere llamar. Alguien importante como él, claro. No recibir llamadas de él me ponía nerviosa después de lo que había pasado.
-Flashback-
Lali: qué pasó? –acababa de llegar de la dirección y lo abracé.
Peter: N... nada –miró hacia otro lado- necesito estar un rato solo, sí?
Lali: eh, seguro?
Peter: sí, sí. Después te llamo –con voz perdida. Me quedé mirándolo, preocupada, pero no lo quería agobiar así que me fui dejándolo solo.
-Flashback-
Apenas escuché “Nada como ir juntos a la par” (tema de Pappo, elegido especialmente para sus llamadas) tomé el celular y atendí sin pensarlo dos veces ‘Hola?’ hablé algo agitada por mi ira de hace unos segundos, y por el nerviosismo que me causaba el saber qué había pasado que hasta ahora no me había llamado. ‘Hola, Pitt...’ dije de nuevo al no oír respuesta. Escuché un suspiro, y también como tragaba su propia saliva.
Peter: no te quiero ver más –escuché detrás del telefono, su voz inconfundible hizo que mi corazón se estrujara con esas palabras. Rápidamente dirigí una mano a mi pecho porque sentía que mi corazón iba a salir de allí con sus fuertes latidos, como siempre que me enteraba de algo tuve que controlar mi respiración, y poner la mente en blanco para no pasarme de la línea con mis respuestas.
Lali: qué? –fue lo único que salió de mi boca acompañado con un suspiro, como si fuese la última palabra que iba a decir durante toda mi vida.
Peter: eso mismo que escuchaste, no te quiero ver más –aunque intentó ocultarlo no pudo hacer a un lado su voz gangosa, con ganas de llorar. Sabía que esa no era la verdad.
Lali: pará Pet... –me interrumpió.
Peter: basta Mariana, enserio... no la hagas más difícil! -¿qué hago difícil?- no te quiero ver más, me haces mal –y lo próximo que escuché fueron los tonos del telefono. Me quedé estática con el celular en la mano, esperando que me diga ‘Joda amor’, pero obviamente eso jamás pasó. Esta vez no tuve ira, ni impotencia, solo estaba confundida. ¿Y cómo no estarlo no?, de un momento al otro me dijo que no quería verme más. Pensar que ese ‘quiero estar un rato solo’ fue una petición de, al parecer, mucho tiempo. Las lágrimas descontroladas salían de mis ojos, mientras observaba la pantalla del celular, buscando una explicación para lo que acababa de pasar. Mis mejillas eran un sinfín de lágrimas sin explicación. Su voz, su voz gangosa era la que me asesinaba. ¿Las lágrimas eran porque lo habían lastimado? ¿Por qué yo lo había lastimado? Lo amo, indudablemente lo amo, y por amarlo me obligo a mi misma a aguantarme todas las ganas de gritar, de desesperarme, y de salirme de lugar. Porque lo amo no lo voy a llamar en busca de una explicación. Él ya habló, y con su voz triste me rompió todo el corazón. Yo no voy a permitirme a mi misma escuchar de nuevo esa voz gangosa y quebrarme de a poco cada vez más. Si hasta acá llegó él yo no puedo luchar más. El amor se basa en el aceptarse dos personas, él no está dispuesto a amarme, entonces no queda nada más por hacer. Él lo pidió, y por amor, lo voy a cumplir.
Continuará...
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