9 de febrero de 2012

Un mundo distinto ( 44 )

Novela: Un mundo distinto Capítulo: Nº44 "Dos cosas nuevas"

Lali: no me molestes Patricio –tenia la voz seca después de dos horas de llanto.

Xxx: no soy Pato Mariana, abrime –al oír la voz de mi papá abrí la puerta. Pero lastimosamente lo encontré con una cara poco agradable (lo conozco lo suficiente como para entender sus caras de enojo) junto a mi hermano mirándome desafiante- cómo es eso que causaste una pelea en el colegio? –suspiré y miré a Pato. Era obvio que Nicolás le había contado a él sobre la pelea y como buen hermano que es, le dijo a mi papá (ironía pura).

Lali: no fue tan así papá –dije cansada, la verdad es que no tenía ganas de hablar después de llorar dos horas (algo obvio).

Carlos: Y cómo es entonces? –dijo con voz áspera imponiéndose ante mí- me vas a negar que hiciste enojar a Nicolás y por eso tuvo una pelea con un compañero del colegio? –respiré hondo para no gritarle en la cara. ¡Si supiera que Nicolás me había lastimado hasta la última gota de sangre que poseen mis venas! ¡Si supiera que ese Nicolás al que defiende fue el causante de mis lágrimas por mucho tiempo, y también el causante de muchas de mis inseguridades!

Lali: sí, te lo voy a negar –dije totalmente pacífica, sin ganas de pelear.

Carlos: encima lo negás! –pero al parecer el venía con ganas sobrecargadas de pelear- pobre Nicolás... –repetía en voz baja mientras me miraba a los ojos, lamentándose de tener una hija como yo, supongo- te damos todo, por qué sos así de... –se detuvo- tan... –se detuvo y lo miré con desprecio y asombro.

Lali: tan qué papá? –dije severa- tan qué? Tan puta? –grité- me ibas a decir puta? –grité de nuevo- acá todo se trata de Nicolás porque es el amigo de Patrico, y no de tu hija menor? Estas hablando de mí, Carlos! Tu nena, tu hija, a la que supuestamente debías proteger! Por qué no me preguntas, me pregunta alguno de los dos –señalé a Patricio también- qué me hizo Nicolás a mí? No se les pasó por la cabeza que quizás él me había hecho algo a mí?

Pato: A bué! Encima le hechas la culpa a él?

Lali: yo no puedo creer lo mal hermano que sos!

Pato: yo no puedo creer lo puta que sos... –dijo desafiándome y cuando iba a retrucarle el insulto un grito de mi papá lo evitó.

Carlos: basta! –gritó conciso- Mariana estas castigada! -¿qué?

Lali: qué? –eso mismo. ¿Qué?- ¿por qué? –y por qué también...

Carlos: por engañar a tu novio! -¿qué? No solo no me escuchaban, sino que mal interpretaban todo. Sí, es verdad yo engañé a mi novio, pero lo hice por amor y cuando él ya se había desquitado con una rubia pelicorto. Miré a Patricio y me miraba desafiante, leía en sus ojos un claro ‘te lo mereces’ y mis lágrimas de impotencia comenzaron a salir. ¿Cómo era posible que esto esté pasando? Mi papá no me escucha, mi hermano me odia, y todo por la culpa de ese enfermo, violento, y engañador. Si sólo me escucharan un segundo, me creyeran siempre, y cumplieran el roll de varones grandes en la familia que protegen a la nena más chica de los hombres que la quieran lastimar, si sólo cumplieran el roll que se les indicó apenas nací. Me acerqué a mi papá hasta quedar a centímetros de su cara. Mirándolo a los ojos, presionando mis dientes, y sacando toda la ira que tenía adentro me atreví a decir lo que sentía en ese momento, me dejé llevar por ese impulso.

Lali: te odio –susurré mientras mis lágrimas rebeldes se desplazaban por la línea que había armado la primera. Él abrió sus ojos como si hubiese encontrado oro, y sentí el asombro de mi hermano por detrás de mis hombros, era la primera vez que le decía algo semejante a mi papá. Instantáneamente sentí como su mano se pegaba a mi mejilla haciendo sonar el impacto, y seguramente dejandome una mancha roja por la intensidad del golpe. Tomé mi mejilla derecha (donde me había golpeado) con ambas manos, pensando que con eso el dolor psíquico y físico se calmaría, pero ninguno de los dos dolores ser calmaron. Hoy pasaron dos cosas nuevas, le dije a mi papá ‘te odio’ por primera vez, y me pegó por primera vez con dieciocho años de edad. Los tres, con mi hermano incluido, quedamos atónitos. Mi papá no podía creer lo que había escuchado y cómo había reaccionado, yo no podía creer que me había animado a hacerlo, y que había recibido una bofetada de su parte, y mi hermano no podía creer que él había ocasionado todo esto. Entré rápidamente a mi cuarto y mientras lloraba y me lamentaba por el dolor de mi mejilla, tomé un bolso que encontré y empecé a cargar mi ropa necesaria. Controlé mi llanto antes de salir y bajé las escaleras lento para que nadie me pueda oír. Dejé una nota a mi mamá y a mi hermana, y suspirando dejé esa casa con mis lágrimas acumuladas. Caminé sin pensar, mis piernas solas se dirigieron hacia allí. Toqué timbre reiteradas veces hasta que...

Xxx: qué haces acá?

Continuará...

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