9 de febrero de 2012

Un mundo distinto ( 33 )

Novela: Un mundo distinto
Capítulo: Nº33 "Aceptar el mundo distinto"

Lali: estas seguro? –pregunté cuando noté las intenciones de la situación, y cuando noté que Peter nunca había vivido este tipo de situación. Asintió y me besó de nuevo. Noté que Peter con sus manos temblorosas, comenzó a levantar mi remera. La subía muy despacio debido a su nerviosismo, así que me despegué en un instante y quité mi remera en un santiamén. Abrió los ojos bien grandes al verme en corpiño, sonreí por su reacción y lo volví a besar tranquila, sin apuro. Yo guié mis manos al cierre de su campera mientras lo besaba, cuando logré sacársela comencé a darle besos en el cuello. Noté como él elevaba la vista, supongo que por el nerviosismo que le daba tener una chica sin corpiño en frente (sí, ya lo había despojado de mi cuerpo en un pequeño movimiento de costumbre ya incorporado), o por la situación que estábamos viviendo y que él jamás había vivido. También eliminé de mi vista su remera manga larga, y pude verificar su físico (no entiendo como un chico que supuestamente se la pasaba estudiando podía tener tantos músculos desarrollados!) Acariciaba su pecho mientras lo besaba y me pegué a él teniendo el primer contacto cuerpo a cuerpo. Me acerqué a él y lo seguí besando. Cuando se animó a tocarme la espalda desnuda, fue cuando me acercó más a él y cuando sentí las yemas de sus dedos recorrer toda mi espalda, descubriendo por primera vez el cuerpo de una mujer. Lentamente, ya decidida, me senté arriba de él, sin separarme ni un segundo de sus labios adictivos. Ninguno quería que ese beso se detenga por nada en el mundo. Nos sacamos los pantalones, el uno al otro, intentando no separarnos del beso aunque en momentos se dificultaba. Me senté de nuevo sobre él y lentamente nos fuimos recostando, por lógica yo quedando arriba de él. Siempre, cada vez que hice el amor, sentía que lo que debía demostrar de mí era mi cuerpo. Hacerle sentir al hombre que lo que tenía en frente era una escultura. En este caso, en este momento, en esta situación, en lo único que pensaba era en él, y en hacerlo sentirlo bien. En el amor, también pensaba en el amor que le tenía a él, y el que él me tenía a mí. Pensaba en lo que estábamos haciendo, en lo que estaba por pasar. Pero a diferencia de lo que vivía con Nicolás, yo solo pensaba en una persona: Peter. Lo único que apareció en mi mente por tantos besos, abrazos y caricias fue su sonrisa y su corazón. Estaba nerviosa, muy nerviosa. Era una situación realmente rara... yo, su primera vez, él mi primer amor. Cuando nos besábamos, nos besábamos de una forma distinta. Nos besábamos queriéndonos, demostrándonos eso mismo. Ese cariño era torno de felicidad, por eso nos separábamos sonriendo, o nos besábamos sonriendo. Nos dábamos cuenta que eso era lo correcto, estar en mi cama, acostados, semi-desnudos, besándonos era nuestro correcto destino. Sí, era algo totalmente distinto a lo que solía vivir, es un nuevo mundo distinto. Pero acepto este mundo distinto, acepto aceptarlo. Quiero estar en este mundo distinto, si implica los besos diarios de Juan Pedro. Se separó lentamente y me miró a los ojos, ambos nos miramos. Quise tomar la iniciativa, y guié lentamente y recorriendo todo su torso mis manos a su boxer. Rápidamente sacó la mirada de mis ojos, entonces detuve mis manos. Él no estaba obligado a estar conmigo, obviamente, y quizás no estaba listo para dar un paso tan grande como este. Tomé sus mejillas e hice que me mirara. Nos dedicamos esas miradas, una en la que le preguntaba si enserio quería eso, si enserio quería estar conmigo. Fue una mirada en la que le pregunté si quería dejarme entrar a su mundo, si quería ayudarme a adaptarme a un mundo distinto. Él se acercó a mí y me besó. Flaqueé con ese beso y me caí sobre su cuerpo a peso muerto. Aunque con esa respuesta me permitió la iniciativa, él fue el que la tomó. Con timidez, nervioso, pero logró sacar mi bombacha de su lugar, y asignarle el piso como lugar provisorio. Sonreí para hacerlo sentir seguro, y lo besé. Próximo a eso, su boxer ya no estaba, y él me sonreía con total satisfacción. Satisfacción de estar juntos, de estar por estar. Lo besé con mucha ternura, y noté que sus manos no me tocaban. Me separé y lo miré a los ojos. Tomé su mano derecha y la posé en mi espalda. La moví de arriba abajo, haciendo que me acaricie lentamente. Cuando comprendió, comenzó a hacerlo por sus propios medios y lentamente volvía besarlo, volvimos a lo mismo: satisfacción. Cuando me estaba por posicionar para realmente estar juntos, realmente complementarnos, y querernos enserio, se separó de mí. Tomó mi mejilla derecha, y rozando mis labios con los de él, pronunció un cálido y suave...

Peter: te amo –y ahí sí flaqueé, ahí sí sentí cosas que jamás había sentido. Ahí sí lo miré profundamente a los ojos... Te amo, la frase más importante de mi vocabulario.

Continuará...

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