10 de febrero de 2012

Un mundo distinto ( 58 )

Novela: Un mundo distinto Capítulo: Nº58 "Tarde de amor"

Lali: te amo, mucho mucho muchísimo –dije mientras él apretaba suavemente mis cachetes para manipular mis labios logrando que besen los suyos. Era sábado, 17hs, y ambos estábamos disfrutando de la naturaleza que poseía el Parque Príncipe, nostálgicos, mientras recordábamos nuestro primer beso en el mismo lugar y posición que aquél día. Los besos iban y venían, y jamás acababan. Eran besos felices, besos eufóricos, besos pasionales, besos por todas partes.

Peter: yo también linda –me dijo con una sonrisa, y me contagió. Acaricié su mejilla derecha y abracé su cintura para besarlo mejor- bueno... superamos el día de ayer eh! –dijo feliz por nuestro logro. Claro que el primer día de nuestra mentira era el más importante... y como nos habían creído, la felicidad nos había inundado- debo admitir que no me gusta esto de fingir nuestro amor...

Lali: Y por qué lo queres hacer? –dije mirándolo a los ojos.

Peter: Lá –me retó y yo bajé la mirada- no puedo conmigo mismo... me da miedo. Me da miedo que me pase algo, que nos pase algo. Y además acordate que nos tenemos mutuamente todas las noches, abrazaditos, mimándonos –pero yo aún no lo miraba, aunque trataba de convencerme- dale gorda... no te enojes –intentaba mirarme a los ojos, pero yo lo esquivaba. Sabía que no podría aguantarme a su mirada- mirame –me ordenó, pero no cumplí, así que me tomó de las mejillas y me obligó por inercia a que lo mirara a los ojos- si no te gusta para nada esto, por qué me dijiste que sí?

Lali: por qué? –le reproché- porque te amo, Pitt, y quiero que estés o más cómodo posible. Aunque se que no tiene nada que ver conmigo, porque me lo repetiste mil quinientas veces, no puedo evitar pensar en eso... pensar que lo haces todo porque no queres que te vean conmigo –bajé la mirada.

Peter: pero... –lo interrumpí.

Lali: pero, si es lo que vos queres... está todo bien.

Peter: no te enojes.

Lali: no me enojo –dije simulando una sonrisa- soy yo... que creo boludeces, y no puedo aguantar mis pensamientos, perdón.

Peter: ey –acarició mi mejilla- no es lo que vos pensas, y quiero que dejes de pensar eso, está bien? –asentí- te amo –acarició mi mejilla y me besó suave.

Lali: yo también –sonreí.

Peter: queres un helado? –me preguntó sonriendo, y no me pude negar. Él se paró y me ayudó a levantarme también, y abrazados de costado fuimos hacia la heladería de a dos cuadras del parque, para por fin cumplir nuestro antojo. Cuando llegamos, ambos pedimos nuestros gustos de helado preferidos, Menta Granizada y Super dulce de Leche para mí, y Limón y Chocolate Suizo para él, y nos fuimos a sentar a unos bancos de la propiedad al aire libre.

Lali: qué onda Eugenia con Nicolás? –pregunté de la nada, ya que había recibido un mensaje de Nicolás (sí, aún seguía insistiendo con el hecho de volver, y disculparse ante mí. Pero, obviamente, no recibía respuesta de mi parte), y la verdad es que me intrigaba el tema.

Peter: te importa? –me cuestionó.

Lali: si me importa él? –asintió- no bobo –reí- me acordé del primer día que estuve en tu casa, que ella le gritó a él en la puerta que no lo quería ver más, y me intriga eso, no sé... –suspiró con enojo- ey! Cuando vas a entender que no me pasa nada con Nicolás? –levantó los hombros, indiferente- solamente lo estoy preguntando para saber que es de la vida de mi ex novio que me engañó –remarqué eso, me parecía medio absurdo que siga creyendo que podía estar enamorada de él, luego de semejante dolor- y tu media hermana, con la que me engañó –suspiró- es pura intriga, Peter!

Peter: lo que sé, es que el pibe este –refiriendosé a Nicolás- le da vueltas, pero ella lo frenó cuando se enteró que te seguía llamando –y ahí recordé su mirada de asombro, cuando se lo confesé el día que nos descubrió a Peter y a mí en el mismo cuarto a punto caramelo- y cuando se peleó conmigo. En fin, se dio cuenta que te sigue queriendo a vos, y que a ella la usaba para sacarse las ganas –mordí mi labio inferior en signo de lástima. La verdad es que me daba tristeza lo que estaba viviendo Eugenia. Es verdad, sigue siendo una de las peores personas del planeta y sin códigos, pero aún así sentía lástima porque su amor no le daba pelota. Por unos minutos el silencio apareció, ninguno de los dos emitía palabra, hasta que...- pobre pibe, no? –lo miré confundida.

Lali: quien?

Peter: Nicolás... pobre pibe.

Lali: por qué pobre? –porque sí, sentía lástima por Eugenia, pero por Nicolás jamás.

Peter: sí, pobre. Sigue creyendo que te va a poder recuperar, pero vos ya sos mía de por vida... –sonrió ganador y yo reí. Me acerqué a él, y lo besé. ¿Para qué responder? Si tiene toda la razón...

Continuará...

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