9 de febrero de 2012

Un mundo distinto ( 8 )

Novela: Un mundo distinto Capítulo: Nº8 "Odio la falsedad"

Me alejé y fui directamente al aula, sintiendo la mirada de Peter. Me senté en mi banco, pensativa, y luego de unos segundos sonó el timbre. Peter se acercó, simulando que no tenía interés sobre mi charla con Benja, se sentó y me miró. Yo seguía mirando al frente, pensando cómo iba a encarar la situación de hoy. Yo se que no puedo estar más de dos segundos peleada con ellos, pero también se que no puedo estar con gente que no se adecuen a mi estilo de compañerismo.

Peter: me vas a decir que pasó o te vas a hacer desear mucho tiempo más? –lo miré.

Lali: qué decís?

Peter: no te hagas, Lali... es obvio que te callas para que te pregunte ‘qué te dijo?’ y te esté encima todo el tiempo, hasta que hables... –lo miré con decepción, qué feo era causar eso en la gente.

Lali: crees eso? –Asintió, seguro de su palabra- bien por vos, entonces... –miré al pizarrón y seguí escribiendo.

Peter: dale Lali... decimelo.

Lali: sabes qué? –lo miré enojada- me parece que agarraste confianza muy rápido –miré hacia al frente y seguí trabajando. Sentí que me observaba, penoso, pero no le dí importancia. ¿Quién se creía el chico nuevo para venir y hacer como si ya me conociera? Está bien, yo le entregué un voto de confianza, pero no para decirme que me hacía desear! A este chico le faltaba mucho para conocerme... mucho. Y cuando conozca a Mariana Espósito, se va a dar cuenta lo equivocado que estaba.

Sonó el timbre de retirada, así que esperé en la puerta a mi ‘algo’, siempre caminábamos en la misma dirección porque vivíamos a una cuadra de diferencia. En la espera le mandé un mensaje a mi mamá “Nico viene a comer a casa”, ya que habíamos arreglado almorzar juntos a la hora del desayuno. Escuché a alguien toser, intentando llamar mi atención, así que despegué mi mirada del celular. Juan Pedro estaba parado en frente mío, a pasos de distancia. Me miró, lo miré, nos miramos y quedamos atrapados en esa mirada que no decía nada, hasta que oí una risa familiar proveniente de la escalera. Allí bajaba Nico, junto a la hermanastra de Peter, la gritona, la que respondía al nombre ‘Eugenia’. Venían hablando y riéndose. Miré confundida la situación y miré a Peter, que me miraba a mí esperando una reacción de celos seguramente.

Nico: Lali, gorda... –me abrazó- estas mejor? –preguntó a mi oído.

Lali: si –carraspee- vos quién sos? –le pregunté a la rubia, debía simular que no sabía su nombre, ni quien era.

Eugenia: me llamo Eugenia, pero me podes decir Euge, o Eu –contestó divertida, y me dio un beso en el cachete con sonido amigable. Me causó repugnancia su falsedad, era obvio que le caía mal, se notaba a kilómetros- vos como te llamas chiquita? –ah bué! Chiquita las pelotas! Ni Nicolás tenía permitido decirme chiquita!

Lali: Mariana me llamo... –contesté de mala gana.

Eugenia: Ah! Vos sos Lali! –Asentí- Nico me habló de vos –me sonrió. Falsa falsa falsa.

Lali: vamos Nico? –pregunté, tomándolo de la mano.

Nico: Euge y su hermano viven en frente de tu casa... vamos todos juntos? –los hermanastros asintieron- a vos te molesta, Lali? -¡Lo que me faltaba! Bancárme a la rubia teñida chamuyándose a mi chico, y a Peter mirándome esperando alguna reacción- qué decís? Te copa el plan? –asentí, falsa e insegura. ¡No me quedaba otra! ¿Qué iba a decir? “No gordo, no me banco a los hermanitos”, quedo como una estúpida... sin dudas me la iba a tener que bancar. Peter me miraba, entendiendo la incomodidad que sentía, y entendiendo también todo lo que se me pasaba por el medio de la cabeza en ese momento.

Euge: Se que nos vamos a llevar re bien, peti! –uno, dos, tres... la mato!

Lali: sí, seguro –sonreí falsa, y Nico me abrazó por la cintura... entendió lo que me molestó el adjetivo ‘peti’, pero no entendió todo lo otro que me molestaba... la sola presencia de la rubia me molestaba. Celos no... Odio la falsedad.

Continuará...

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