9 de febrero de 2012

Un mundo distinto ( 38 )

Novela: Un mundo distinto Capítulo: Nº38 "La solución"

Xxx2: Cande yo te puedo explicar todo!

Xxx3: tranquilícense chicas... por favor!

Cande: cómo queres que me tranquilice? –Gritaba- forra! –le gritó a Noelia.

Lali: qué pasó? –pregunté con tono calmo totalmente desconcertada y asustada.

Cande: preguntale a Noelia! –la miré y ella bajó la mirada llorando- te haces la pobre? Qué me vas a explicar, basura? Qué mierda me vas a explicar?

Lali: ey! Pero qué pasó? –ya elevando la voz para que me escuchen y me expliquen.

Noe: perdón –repetía llorando- perdoname Cande...

Cande: perdón nada nena! –gritaba y lloraba con impotencia y enojo- vos no tenes perdón estúpida!

Lali: ¡¿pero qué pasó por dios?! –grité ya, cansada de que me ignoren.

Cande: la bosta de nuestra amiga –le agregó comillas a la última palabra- estaba con Victorio –abrí los ojos cual platos voladores- o sea que mientras yo le contaba lo enamorada que estaba, ella se lo comía a mis espaldas. ¡Sos una mierda! No tenes códigos!

Xxx3: pará un toque Cande!

Cande: no me calmo nada Rocío! ¿Imaginate si estuviese con Pablo? Cuidalo, no sabes que esperarte de esta barata.

Noe: para Cande. Yo te juro que todo empezó antes de que esté con vos...

Cande: me chupa un huevo cuando fue, cuando empezó, y cuando terminó! Me importa que los ví juntos, y eso me mató.

Rochi: ¿qué te pasa a vos? –me preguntó viéndome los ojos rojos de llanto, y los seis ojos de la habitación giraron a verme- ¿estuviste llorando?

Lali: N...no –me miraron obvias- bueno sí, problemas de chicos.

Cande: otra más! –gritó y la miramos- otra más que se hace la misteriosa... seguro que se está comiendo a cualquiera de los chicos. ¿No entendes, Rocío, que es igual a la otra? No te cuenta nada porque es obvio que te vas a enojar... es una falsa como la otra –y salí de la habitación llorando. No sé porque, podría haberle aclarado todo a Candela, pero como estaba mal por lo de Nicolás no toleré un mal trato de parte de Candela, cuando más la necesitaba. Respiré un rato para ver si mi llanto se calmaba, pero no fue así. Puse mi mano en el corazón para ver si podría controlar los latidos de mi corazón, pero fue imposible. La única solución ya la tenía, y sin dudarlo dos veces comencé a caminar hacia mi destino. Lloraba con impotencia, recordaba a Nicolás y me quebraba, recordaba a Candela y su acusación y me ponía peor. ¡Lo que me faltaba! Pelearme con las chicas también. Estaba muy sensible, y tampoco fue de muy buena ayuda la charla con Candela y súbditas amigas. Cuando noté que me estaba ahogando en mis propias lágrimas, impotencia, y ganas de gritar empecé a correr hacia donde la solución se encontraba, porque sentía que me iba a desmayar del dolor. Corrí, y corrí. Mis lágrimas corrían a la par de mis pies. Llegué, y visualicé un cartel: “Habitación Nº 371”. Sin pensarlo dos veces presioné el picaporte y comencé a mirar toda la habitación en busca de mi solución. Lo noté acostado de espaldas, lo reconocí por sus tantos lunares en la espalda. Caminé hacia él y me acosté a su lado. No me importó que en la habitación puedan estar Agustín, Pablo o Victorio. Ni si quiera me importó si estaba Nicolás. Cuando sintió que alguien se acostaba a su lado giró noventa grados para quedar cara a cara conmigo. Vió mis ojos rojos, y no hizo falta pedirle un abrazo. Acariciaba mi espalda haciéndome sentir querida y apoyada. Estuvimos varios minutos así, abrazados. “Yo me voy” escuché de parte de Agustín (y qué suerte que era él. No por el hecho de que me molestara que Nicolás aparezca, sino porque quería estar con él. Tranquila, abrazados, sin apuro de nadie). Se alejó un poco de mí y secó mis lágrimas. Intenté hablar, pero mi voz salía entrecortada por la respiración agitada del llanto (y la verdad no me aguantaba hablando así). Respiré hondo, tranquilizando mi respiración y lo miré a los ojos.

Lali: decime que me amas...

Peter: te amo –echó mi pelo hacia atrás, y yo cerré los ojos.

Lali: decímelo de nuevo, por favor...

Peter: te amo, Lá. Y más de lo que pensas –y me besó. Creo que ahí lo noté. Ese beso fue mi cable a tierra. Me podían pasar miles de cosas: me podía sentir decepcionada por Nicolás, podría haber recibido puteadas innecesarias de una de mis mejores amigas, podría estar totalmente aterrada de las manos de Nicolás, o podría tener miedo por como encarar mi nueva relación. Pero hay una cosa, una sola cosa, que me hacía sentir bien. Pase lo que pase, sienta lo que sienta, viva lo que viva... el amor de Peter iba a ser mi solución.

Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario