9 de febrero de 2012

Un mundo distinto ( 22 )

Novela: Un mundo distinto Capítulo: Nº22 "Orgullosa"

Subí a alistarme con la ropa que había ido a buscar Nico mientras yo me duchaba –a demás tranquilizó a mi mamá al decirle que estaba en su casa- me puse el uniforme, preparé bien la mochila, y me acerqué a los chicos para salir hacia el colegio de una vez. Subimos al auto de mi chico y emprendimos viaje hacia la ‘cárcel’. Besé a Nicolás en forma de despedida, un beso tierno y tranquilo fuera del establecimiento. Entramos, y cada uno se dirigió al aula indicada. Apenas entré, vi a Peter en el primer asiento del aula, con una sonrisa plasmada al verme entrar. Lo evité. Sí, lo evité. Giré mi mirada, y caminé hacia atrás, sintiendo como esa sonrisa se iba de a poco y se tornaba a una mueca de confusión. Seguí caminando hacia atrás, y noté el único asiento que quedaba vacío.

Lali: Orne, me puedo sentar con vos? –Ornella era una chica copada, pero era muy chupa-medias. Era un tanto insoportable, pero cuando quería era un amor. Seguía notando su mirada pegada en mí, esperando algún tipo de explicación. Pero la decisión ya estaba tomada, solo Nicolás estaba en mi mente (o eso quería lograr).

Orne: sí, Lali –corrió su mochila de la silla que ahora pasaba a ser mi lugar del día. Dejé mi mochila y me dirigí al grupo, mi grupo de amigos.

Lali: hola! –saludé en general

- Hola... –saludaron a unísono.

Lali: de qué hablaban?

Rochi: de la noche de la flaca...

Lali: apa! La pasaste lindo?

Cande: muy! –alargando las “u” exageradamente- después te cuento. Pero, igual, vos no te hagas la loca eh! Que te vi con Mauro!

Noe: Mauro? Y Nico?

Lali: historia larga... después en el recreo les cuento –todos asintieron tras un llamado de atención de Santiago, el odioso preceptor.

Santiago: puede ser que cada vez que entre al aula esté parada señorita Espósito?

Lali: puede ser que cada vez que entre al aula se la agarre conmigo? –suspiré y me senté al lado de Ornella.

Santiago: respeto señorita Espósito, respeto –asentí y bufé. No se podía discutir con ese chabón.

Profesora: buenos días alumnos –algunos respondieron, yo estaba en otra- espero que hayan estudiado para hoy –y sí. Me había olvidado completamente que la prueba de Matemática era hoy- saquen una hoja –tragame tierra. Encima me sentaba con Orne, que no me pasa nada ni en pedo! La profesora empezó a dictar los dos temas, y para mi era chino básico. No entendía ni una palabra de lo que decía, salvo lo que me había enseñado Peter el día que lo conocí. Esa charla había sido muy graciosa, era tan raro él. Pero les juro que sabía que algo iba a pasar entre nosotros. Y pasó. Lástima que no va a pasar más, qué lástima. Y no lo digo mintiendo eh... lo digo enserio. Es una lástima que lo nuestro no haya funcionado. O sí funcionó pero no para lo que se adecua una relación en mi estilo. Igual, hay que admitir que Peter es muy lindo... tiene una linda mirada, una muy linda sonrisa, esos dientes perfectos también! Son re chiquitos y re tiernos. Y su forma de besar es única, es un libro por descubrir sin dudas. Y cuando...

Lucas: Lali! Tomá este papel! Te lo pasan de adelante! –susurró, para que la profesora no escuche. Acerqué mi mano hacia el papel y lo tomé. Despacio, y muy lentamente lo abrí.

“Te paso toda la prueba si me das un recreo para hablar. Solo un recreo. Son diez minutos, por un diez en la prueba. Pensalo. Peter”

Sí, lo pensé y mucho. Si hablaba con Peter iba a caer en la tentación de quererlo. Y no quiero! Iba a caer en sus ojos oliva, lo sabía. Él me lo hacía apropósito. Yo se que me quiere, parezco una histérica. Sé que es un amor, y sé otras cosas de él también. Pero no puedo. No está acorde a mi calidad de vida. Repito, ¿quién fue el imbécil que le sacó de la cabeza la idea de los mundos distintos? Recuerdo que el me dijo que los mundos distintos no se podían complementar, que debían estar separados. ¿Quién fue la persona que, con ganas de complicarme la vida, desmintió ese dicho? Si hablaba con él, tendría que permanecer firme. Si no hablaba con él, me comería un uno en matemática. Y sí, ya había tomado mi decisión, porque aunque sea importante, la vida va primero que el colegio. Por eso respondí el papel y noté su cara de decepción al leerlo.

“No, no me busques Peter”. Y sonó el timbre, entregué la hoja en blanco. Orgullosa de que había logrado estancarme y no hundirme más. Orgullosa de poder pensar por mi misma.

Continuará...

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