9 de febrero de 2012

Un mundo distinto ( 30 )

Novela: Un mundo distinto Capítulo: Nº30 "Engaños"

Nico: dale gorda, se hace tarde! –tocaba la puerta del baño.

Lali: N... no amor –tartamudé- recién me estoy por meter a bañar, voy a tardar mucho! –sentí como bufó- andá yendo vos! Yo después le digo al coordinador que me alcance...

Nico: vos estas loca? –me interrumpió la excusa- ni loca te dejo con el coordinador! Abrí la puerta y me asomé con una toalla.

Lali: no confias en mí? –y me sentía la peor diciendo eso, no debería confiar en mi! Primero no confío en él, y segundo me quedo a espiarlo con el chico que me gusta...- hagamos una cosa Ni, apenas termino le digo a la coordinadora –remarcando el artículo femenino- que me lleve al boliche y te mando un mensaje que llegué, sí?

Nico: segura que no queres que me quede? –me sentía lo peor.

Lali: sí segura Nico, andá tranquilo gordo.

Nico: te amo –me gritó por afuera del baño. Aunque su te amo lo seguía sintiendo falso, me dolía mentirle. Sentí como revolvían un poco de cosas fuera del cuarto, y como cerraban la puerta. Esperé unos minutos para asegurarme de su ‘no presencia’. Salí del baño y me vestí normal, si se hacían las doce y cuarto me cambiaría de ropa por el disfraz de policía. Caminé hacia la habitación 371, toqué puerta seis veces con un ritmo predominante, y me abrió con una sonrisa.

Xxx: ¿ya se fue? –preguntó animado y asentí. Me dejó pasar a su cuarto y me senté en su cama- ¿qué excusa le dijiste?

Lali: le dije que me había retrasado, que vaya yendo al boliche –me miró y bufó- ¿qué? ¿Hay algún problema?

Xxx: eh, sí... –suspiré y miré hacia otro lado- Nicolás no es tan caradura como para estar con Eugenia en el mismo establecimiento que vos.

Lali: ¿caradura? ¿A él le decís caradura? –Asintió- ¡a bueno! ¡Vos sos el caradura Juan Pedro!

Peter: ¿yo caradura? –preguntó sin entender mi acusación.

Lali: sí, ¡vos! –Grité- ¡sos tan careta que no te animas a decirme que me mentiste sobre Nicolás solo para estar conmigo! Admitílo! Te morís por estar conmigo entonces basureas a Nicolás que es mas bueno que el pan para estar conmigo!

Peter: vos te crees que yo podía inventar algo así? –me gritó- sí, te sigo queriendo y mucho, y sí lo admito! Pero no te miento con esto... Nicolás no es mas bueno que el pan, Nicolás no es el hombre perfecto, Nicolás está con Eugenia todas las noches y después va y hace el amor con vos! –Me gritó de nuevo- ahora vas a agarrar tu celular, y vas a mandarle un mensaje a Nicolás diciéndole que ya llegaste al boliche y vamos a esperar su respuesta. Sin objeciones hasta las 12.15! –me ordenó gritando. Por un instante me dieron ganas de pegarle y ubicarle las ideas. Yo había aceptado el estar con él para cubrirle una pequeña parte de lo que él quería, no me interesa la confianza con Nicolás porque sé que no me miente. Lo miré desafiante, ¿Por qué no le pegué? Porque si tanto deseaba humillarse frente mío, mintiendo y basureando a la gente, lo haría, cumpliría su deseo. Tomé mi celular, lo miré a él, y comencé a escribir el mensaje ‘Nico, ya llegué estoy con las chicas’, presioné enviar y me senté en la cama de Nicolás. Ambos esperábamos una respuesta, ansiosos. Peter relamía sus labios y movía su pié derecho ocasionando ritmo en el piso de madera, y yo pestañaba mucho, me arreglaba el pelo, tosía. Cada uno tenía su característica de ansias. Habían pasado diez minutos y no había recibido respuesta alguna, seguramente estaba dentro del boliche: me respondería cuando saque el celular, no cuando lo escuche.

Lali: vas a ver que me va a decir que le diga en que parte estoy así me va a buscar... –quise aclarárselo. Era una de las posibilidades. Solo me miró, y siguió moviendo su pié haciendo caso omiso a mi habla. Cuando el celular sonó, nos miramos: ya había llegado la respuesta, la que marcaría algo en todo esto. Se acercó a mí con unas zancadas y me sacó el celular de la mano. Hizo oídos sordos a todos los gritos de resistencia para que me de el celular y abrió el mensaje. Noté su cara de concentración al leerlo, pero después me entregó el celular con una sonrisa satisfactoria: sabía lo que significaba pero igual lo iba a leer. Lo leí decepcionada, lo leí con lágrimas en los ojos. No podía ser, no podía creerle a Juan Pedro. No era verdad, Nicolás no me mentía, no me podía mentir a mí. Miles de cosas pasaron por mi cabeza apenas lo leí, lo primero que pensé fue en ‘me miente’, lo segundo que pensé fue ‘puede ser verdad’, lo tercero que pensé fue ‘tengo a Peter al lado, y mirándome’ (claro, siempre estaba en mi mente, aunque sea en la parte en la que posea menos importancia), y después vino toda la película ‘con quién estará...’, etc.

“Gorda, yo me voy al hotel... me siento muy mal”, decía el mensaje, y rompí en llanto. ¿Por qué? Porque no le creía. ¿Quién me abrazó? Sí, Peter.

Continuará...

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